El Yunque se organiza en células estancas. Estas son pequeños grupos de escasamente una decena de personas que tienen un mismo jefe, se reúnen semanalmente y organizan sus proyectos en común.
Sus lugares de reunión frecuentemente son domicilios particulares -frecuente entre los adultos- o locales -en ocasiones parroquias, a cuyos sacerdotes han engañado indicando que se reunirían con fines pro vida-.
Los miembros acuden por separado. Si se desplazan en vehículo propio, lo aparcan a varias manzanas del lugar de reunión. Antes de acceder retiran las baterías de sus teléfonos móviles -consideran que de lo contrario el CNI puede acceder a los micrófonos y escuchar las conversaciones-.
Las reuniones de las células comienza en la «repetición» del Rosario, de rodillas. Repetición y no oración, pues se recita a velocidad tal que no resulta posible ser consciente de lo que se está pronunciando.
En sus citas semanales repasan los compromisos adquiridos en el encuentro anterior y planifican sus acciones a corto y largo plazo. Siempre en consonancia con aquello que al jefe le ha sido indicado.
Cuando un miembro no puede acudir a la reunión, debe comunicarlo a su jefe en las 24 horas posteriores a la misma. En caso contrario se considera que su ausencia ha estado motivada por motivos de seguridad y se activa un protocolo de protección.
Los miembros de estas células estancas deben presentar los denominados informes de «higiene». Documentos en los que -según afirma Victoria Uroz en una entrevista a Forum Libertas– detallan, entre otros aspectos » cómo están los demás miembros del Yunque, si alguno es sospechoso de querer dejar la organización».
Así mismo, los miembros no tienen permitido investigar sobre El Yunque. Únicamente están autorizados a conocer lo estrictamente necesario para desempeñar sus funciones.
Incluso, los integrantes de las células -especialmente los jóvenes- reciben información falsa sobre la Organización. De esta manera, si abandonan El Yunque «contaminan» las investigaciones.
Como puede ver, apreciado lector. Las células estancas son una herramienta muy poderosa de la que esta secta se vale para engañar a sus propios miembros. Con ellas logra que actúen sin conocer los objetivos reales, manipulando incluso a los orgánicos.
Entre unos y ceros. Apasionado de la comunicación, el marketing digital y la programación; de la montaña y el ciclismo -si van de la mano, mejor-. Cubrí el último Cónclave.