Una de las características de El Yunque y sus plataformas pantalla es el activismo. Llevan a cabo multitud de iniciativas. Con ellas están convencidos de instaurar el Reinado de Cristo en la Tierra –según su particular visión del mismo–, pero con sus propias fuerzas.
Dios como pretexto
Cuando desde El Yunque se alude a la voluntad de Dios, con ello, únicamente se busca un revestimiento de catolicismo. Nombran a Dios para intentar legitimar sus actuaciones. Con ello –piensan– los medios empleados quedan justificados.
Oración como un símbolo vacío
Es frecuente que desde sus plataformas – aunque declaradas aconfesionales – se pida oración por sus iniciativas. Se trata de un símbolo de su cruzada particular. Nuevamente buscan el apoyo de los católicos, simpatizar con los creyentes.
Pero en El Yunque la oración es un simple símbolo, del mismo nivel que un uniforme o los cantos. Un ejemplo de esto lo encontramos en el Rosario recitado de carrerilla al inicio de sus reuniones –en apenas 10 minutos–.
No se trata de una oración, sino de una obligación que cumplen diciendo una formula. Lejos del diálogo propio de la oración se trata de un tramite protocolario.
Lo he hecho yo, lo has hecho tu
Como decíamos antes, la oración –para El Yunque– no es un diálogo en el que escuchar la voluntad de Dios –para eso están los jefes que ordenan en su nombre–.
La oración no es tampoco –para ellos– un momento de petición a Dios –pues consideran que serán ellos quienes, con sus fuerzas logren los objetivos–.
Ni tan siquiera es un momento para dar gracias, ya que son ellos quienes –consideran–, con sus propias fuerzas, han alcanzado sus metas.
Las felicitaciones de El Yunque descienden por la cadena de mando, desde el jefe principal hasta el voluntario o benefactor que no sabe –ni se imagina– que una sociedad secreta está detrás de esa asociación con la que colabora.
Esta cadena de felicitaciones, lejos de ser un gesto de humildad, es la suma de la soberbia y el engaño.
¿Soberbia y engaño?
Soberbia por no ser una felicitación real. Cada elemento de esta cadena cree sinceras las felicitaciones de su jefe. Interiormente se consideran los artífices del logro.
Como hemos visto en entradas anteriores, la soberbia es usada en El Yunque para captar y motivar a miembros y acercar títeres. Así, la felicitación es transmitida a los subordinados. No creen a estos merecedores de tal halago, pero saben que ellos los fidelizará.
Si han donado dinero –que tal vez ni se haya empleado para tal fin–. Si han asistido a un acto, o simplemente reciben sus informaciones, son felicitados como los héroes que han cambiado la historia.
Lo que omiten es que, unas veces, estos cambios se deben a agentes externos. Otras veces manipulan la situación para que parezca que han logrado un exito, incluso cuando han fracasado. En los casos en que realmente se ha logrado el objetivo, ocultan los medios empleados y mienten sobre sus verdaderos objetivos.
Entre unos y ceros. Apasionado de la comunicación, el marketing digital y la programación; de la montaña y el ciclismo -si van de la mano, mejor-. Cubrí el último Cónclave.