Las mafias que tuvieron su momento de gloria en los años 20 del siglo pasado nacieron como un especie de servicios de seguridad privados y justicieros sin escrúpulos.
Si en tu negocio robaban o no pagaban las deudas, la mafia se encargaba de que nadie entrase y de recuperar tu dinero.
Como los métodos empleados para ello no eran precisamente morales, la gente de bien no “contrataba” sus “servicios”.
Como las mafias no se iban a quedar de brazos cruzados, desperdiciando una oportunidad de “negocio”, recurrían a la extorsión, o simplemente prestaban el “servicio” por su cuenta y luego “pasaban factura”.
Así, durante varios años grupos mafiosos gozaron de un enorme poder, aprovechándose de los problemas de los demás.
El patrón de actuación de estas mafias es muy similar al de “El Yunque”:
Para muchos resulta difícil comprender que esta ayuda envenenada les perjudica seriamente por dos razones:
El problema se agrava al implicar a la Iglesia en sus iniciativas, actuando como supuestos católicos y tomando por su cuenta la representación de ésta.
Entre unos y ceros. Apasionado de la comunicación, el marketing digital y la programación; de la montaña y el ciclismo -si van de la mano, mejor-. Cubrí el último Cónclave.