Esta es otra de las estrategias de El Yunque para lograr respaldo: poner a su objetivo entre la espada y la pared.
Se preguntará ¿de qué manera? En realidad no hay una única manera, sino dos. Incluso tres:
1.- Engaño: “No sabías que soy yo y mira por donde resulta que sí.”
Este método es tan simple como crear una nueva asociación –incluso ficticia–, con fines aparentemente buenos. Se pide apoyo y se hacen fotos con todas las autoridades posibles –especialmente religiosas–. Conseguido el objetivo se quita el velo y aparece la asociación tapadera.
Es decir, se crea una tapadera de la propia tapadera –cuando ésta está perdiendo prestigio–.
2.- Encerrona: “Si apoyas a este que es bueno me apoyas a mi que voy de su mano. Si no quieres, te puedes quedar en casa y no hacer el bien. Ya me encargaré después de echártelo en cara.”
Así ocurre en grandes actos de los que son co-organizadores. Mucha gente no acude por ellos, pero inundan todo con merchandising.
Su presencia en actos con fines rectos obliga a mucha gente a escoger entre dos males:
3.- Acaparación: “Soy el único, si no te vienes conmigo no tienes nada que hacer.”
Fagocitan pequeñas asociaciones y solapan con sus actividades otras mayores con el fin de ser los únicos que defiendan la vida, a la familia, la libertad religiosa o los valores cristianos en general.
De esta manera, quien no se vale de sus plataformas es presentado como alguien soberbio que pierde el tiempo intentando acaparar protagonismo.
Así, El Yunque sitúa entre la espada y la pared a aquellos que puedan mostrarse reacios a colaborar con sus plataformas pantalla, a recibir a sus miembros,… pues si se va de su mano, se ayuda implícitamente a la sociedad secreta El Yunque. Si se es fiel a la verdad, hacer el bien tiene una labor adicional: que no se meta El Yunque por en medio.
Entre unos y ceros. Apasionado de la comunicación, el marketing digital y la programación; de la montaña y el ciclismo -si van de la mano, mejor-. Cubrí el último Cónclave.