El Yunque no es la única organización sectaria que intenta trabajar infiltrada en la Iglesia.
Aunque los ámbitos de trabajo son casi siempre diferentes, la forma de proceder de todos los grupos que fingen ser católicos es parecido.
Aquí compararemos dos organizaciones: la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel (OMSMA), de la que, tras la intervención de la Iglesia, saldría La Voz del Serviam (LVS) completamente al margen de la Iglesia.
La “Orden de San Miguel” estaba constituida en asociación de fieles. Era algo público. La gente los conocía y libremente se adhería a ellos o no.
Algunas personas comenzaron a observar actitudes incompatibles con el cristianismo, lo pusieron en conocimiento de su Obispo y éste tomó las medidas oportunas.
Si embargo, el fundador y su entorno más cercano decidieron organizarse por su cuenta, al margen de la Iglesia. ¿Cuál es la diferencia? Es muy simple, LVS actúa como lo hacía OMSMA pero no se encuentra bajo autoridad eclesiástica. Es decir, son un grupo que se considera católico, pero no pertenece a la Iglesia Católica. Conservan su estilo, mantienen sus técnicas para a traer jóvenes y para legitimar su presencia. Y su principal problema: se presentan en las parroquias, grupos y movimientos como católicos.
Por eso, el Arzobispado de Madrid emitió un comunicado en el que indicaba que LVS no es parte de la Iglesia y no puede, por tanto, desarrollar su labor en las instalaciones diocesanas. No juzga otros aspectos. Se limita a marcar la frontera entre lo que es de la Iglesia y lo que no.
Tal vez usted se esté preguntando qué tiene que ver todo esto con El Yunque. Qué relación hay entre la Orden de San Miguel y El Yunque. A simple vista nada más allá de alguna foto en la que aparecen miembros de sendos grupos. Sin embargo, hay un gran paralelismo entre ellos.
Tal vez sería necesaria una reflexión sobre estos paralelismos. El problema de El Yunque podría solucionarse con un simple comunicado, como el que ya existe a nivel interno en algunos lugares, por el cual se prohíbe sus asociaciones tapadera trabajar en la Iglesia.
Las experiencias previas son positivas, creo que no se pierde nada por intentarlo.
Entre unos y ceros. Apasionado de la comunicación, el marketing digital y la programación; de la montaña y el ciclismo -si van de la mano, mejor-. Cubrí el último Cónclave.