Z es una chica que quiere ser activista en defensa de la vida y hacer algo por España y… en internet conoce a la asociación XX. Se enrola en ella, comienza a participar en sus acciones vía web, en manifestaciones, etc. Son muy simpáticos y todo son «éxitos» que han conseguido «ellos». Está encantada pensando que va a cambiar el mundo. Todo es maravilloso y de «color naranja».
Lo que no sabe es que detrás de la junta directiva de gente «aparentemente buena» hay «monjes soldado» que no rezan pero obedecen ciegamente al «jefe» y, por tanto, manipulan a Z, la teledirigen y le ocultan en las asambleas de socios y en sus mails quiénes son. Son ellos los que han de «dominar» por Cristo al resto. El fin, presuntamente bueno, les autoriza a mentir. Así no se consiguen frutos buenos porque están podridos. Porque el fin tampoco es bueno: es herético.
«Juro guardar la más absoluta reserva sobre la existencia de la organización, sobre sus integrantes, acciones y estrategias». Estas palabras contrastan con el «Nada he hablado en secreto» (Juan 18, 20) de Jesús ante Pilato.
El historiador y escritor Santiago Mata afirma en su Web:«no es lícito a un cristiano ocultar la verdad a quien tiene derecho a saberla». Para Mata, el hecho de que El Yunque pretenda «instaurar el Reino de Cristo en la tierra recurriendo a la mentira y el engaño, se separa del mensaje de Cristo, y esa separación, en griego, es lo que se llama herejía».
La ocultación tiene dos grandes peligros, según de quién se escondan:
Juramento de Ingreso en El Yunque continúa diciendo: «Juro también obedecer a sus mandos y ejercer responsablemente como jefe cuando así me fuere indicado». En ello nuevamente encontramos un elemento que los aleja de la Iglesia, pues «aquellas sociedades en las cuales se exige un secreto que a nadie debe ser manifestado y una absoluta obediencia a jefes ocultos mediando exigencia de juramento, SON SECTAS PROHIBIDAS Y DEBEN SER EVITADAS BAJO PECADO MORTAL» Aertnys, C.SS.R. – Damen C.SS.C. Theologia Moralis T. II n° 1057 Ed. Marietti 1944.
Entre unos y ceros. Apasionado de la comunicación, el marketing digital y la programación; de la montaña y el ciclismo -si van de la mano, mejor-. Cubrí el último Cónclave.