Hace algún tiempo dedicábamos una entrada a hablar de la hipocresía en El Yunque.
Éste es un elemento muy recurrente en ellos. Por esta razón, volveremos con frecuencia sobre él.
Ahora parece que Estados Unidos ha espiado a la Iglesia. Algunas publicaciones dicen que el Estado de la Ciudad del Vaticano no se ha librado de los pinchazos telefónicos. Para el caso no es importante saber si esta información es cierta o no, pues desde aquí no investigamos el espionaje que hagan o dejen de hacer los gobiernos. En esta ocasión nos interesa más la reacción de los miembros de El Yunque ante estas informaciones.
La “Orquesta” está difundiendo la información por las Redes Sociales, criticando al presidente norteamericano. Tal vez sin que les falte razón para ello. Pero, ¿sabían ustedes que El Yunque, en la medida de sus posibilidades, está haciendo lo mismo?
Una de las características de esta secta es su carácter de sociedad secreta paramilitar, dotada de un potente servicio de inteligencia integrado, en parte, por menores.
En los “Campamentos” y “Ejercicios Ignacianos” (nombres que encubren el entrenamiento y adoctrinamiento de menores) se forma a niños para que espíen a sus padres, que generalmente ocupan puestos de relevancia, a sus profesores, sacerdotes,..
Sí, he dicho sacerdotes. También a ellos se les espía. A “El Yunque” le interesa especialmente lo que hacen los sacerdotes. De manera muy especial los del Opus Dei. Los niños que acuden asiduamente a las asociaciones de esta realidad eclesial son de especial importancia para la “Orquesta”, pues pueden redactar informes sobre lo que allí se hace.
También tienen informes sobre los obispos. Muy importantes para saber de qué hablar con ellos, a quién ensalzar y qué acciones criticar. Personas encargadas de estas actividades, que aparentemente no tienen relación con “El Yunque” se encargan de entrevistarse con ellos. Estos “miembros blancos” también se encargan de infiltrarse en universidades católicas para obtener información sobre organizaciones de congresos u otros eventos. Ello les permite servirse del trabajo de dichos organismos para sus propios fines.
Así es la hipocresía de esta secta. Seguramente alguno de los tuits que critican al presidente de los Estados Unidos haya sido escrito por alguien sentado a una mesa sobre la que se encuentran informes sobre sacerdotes, movimientos religiosos, universidades católicas o incluso obispos.
Entre unos y ceros. Apasionado de la comunicación, el marketing digital y la programación; de la montaña y el ciclismo -si van de la mano, mejor-. Cubrí el último Cónclave.